Aunque Córdoba es conocida como la ciudad de las tres culturas, los ocho siglos de dominio árabe en la ciudad dejaron una huella imborrable en su arquitectura, en su cultura, en su gastronomía e incluso en sus costumbres. Córdoba es una ciudad califal en cuyas calles y patios se sigue respirando el aroma de la influencia musulmana de sus orígenes. Hoy conocemos en profundidad la Córdoba árabe que un día fue la envidia de Europa.
La huella histórica árabe en Córdoba
Allá por el año 929, Abderraman III fundó el Califato de Córdoba para dar inicio a la época más gloriosa de la ciudad. Córdoba se convirtió en el siglo X en el centro del imperio árabe, que se extendía desde Damasco hasta el océano Atlántico.
Qurtuba pasó a ser la capital del mundo, llegando a tener una población de medio millón de habitantes, entre quienes destacaron importantes científicos, matemáticos, astrónomos, artistas y filósofos de la época.
El primer califa, Al-Hakam II, ordenó construir Medina Azahara -ciudad palatina que convirtió en su residencia hasta su muerte- y rematar la ampliación de la mezquita, que había comenzado a construirse en el año 786, tres décadas después de la proclamación de la ciudad como capital del emirato independiente de Al-Andalus.
Fue bajo el mandato de Abderraman I cuando se realizó la primera ampliación de la mezquita y la reconstrucción de las murallas y el Alcázar (sobre el que Alfonso XI mandó construir uno nuevo para los reyes cristianos). Abderraman II hizo la segunda gran ampliación. Y con Abderraman III llegó la época de mayor esplendor de Córdoba, aunque la tercera gran ampliación de la mezquita se produjo con el visir Almanzor.
En el año 1013 se derrumbó el califato y se declaró la taifa hasta que la ciudad cayó definitivamente, pero la huella árabe en Córdoba quedó para siempre marcada.
En 1984, la Mezquita de Córdoba -ahora catedral cristiana- fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, ya que alberga un mosaico de culturas y estilos arquitectónicos de gran diversidad. Es el más representativo de los monumentos árabes en Córdoba pero, desde luego, no es el único que hoy en día se conserva.
Otro de los lugares emblemáticos del legado musulmán en Córdoba son sus baños árabes, un espacio mágico que demuestra la huella califal en la ciudad. Desde el punto de vista arquitectónico, los hammams simbolizan los avances en materia de higiene que introdujeron los musulmanes en la Península, y todavía hoy podemos disfrutar de esa fuente de salud y bienestar. Aunque en la época de Almanzor se llegaron a contabilizar más de seiscientos.